La historia de Balmaseda

Un paseo por la historia

La privilegiada ubicación entre las montañas y el río es paso natural desde la meseta hacia la costa, factor que favoreció la creación de una Villa fortificada y las rutas comerciales entre Castilla y Vizcaya.

Este buen emplazamiento fue determinante desde épocas muy tempranas, ya que los romanos construyeron una de las calzadas más importantes (Pisoraca-Flaviobriga) por la que transportaban cereales desde Tierra de Campos hasta los puertos cantábricos, pasando por Balmaseda.

Balmaseda fue la primera Villa de Bizkaia desde que D. Lope Sánchez de Mena, Señor de Bortedo, le otorgó sus fueros el 24 de enero de 1199. La concesión del Fuero de Logroño otorgaba a sus vecinos privilegios jurídicos, fiscales y comerciales, por lo que la Villa fue lugar de intercambio y participación en la actividad comercial de la zona.

El testimonio más antiguo de aquella Balmaseda amurallada es, precisamente, el Puente Viejo que funcionó como aduana.

En los cantones se crearon comercios, mesones, industrias artesanales, herrerías, etc., en gremios, así como una importante comunidad judía que prosperó hasta su expulsión en el año 1483 (año en el que se estableció la Inquisición en Balmaseda).

Después, hechos bélicos relevantes han tenido reflejo en la historia de Balmaseda: la Guerra de la Convención dejó la Villa en bancarrota; la Guerra de la Independencia la sumió en un enorme caos (tropas Napoleónicas quemaron Balmaseda el 8 de noviembre de 1808); después llegaron las Guerras Carlistas que desmoronaron su estructura socio-económica y más recientemente, en la Guerra Civil tuvo lugar la batalla del Kolitza en la que perdieron la vida más de doscientas personas.

A principios del pasado siglo, la llegada del ferrocarril impulsó el resurgimiento económico de la Villa, dando inicio al proceso de industrialización que la ha ido consolidando como una de las principales localidades de la provincia y Capital de Las Encartaciones.

Actualmente, la Villa de Balmaseda conserva su estructura medieval, con cuatro principales calles longitudinales paralelas al río que la hace singular y nos hablan de un lejano pasado. Déjate perder por los cantones y plazas del Casco Antiguo, que te llevarán a conocer nuestros monumentos más importantes.

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